Los matrimonios dentro del mundo del espectáculo no suelen durar mucho, ya que la fama y la exposición constante permiten que cualquiera desee compartir un momento con alguien famoso. Y si se logran establecer vínculos, no perduran mucho tiempo. Los motivos pueden ser por causas sentimentales, así como diferencias en cuanto a aspectos vinculados a la familia, o el trabajo. Además, todas estas situaciones suelen terminar en juicios multimillonarios y peleas mediáticas.
Son pocas las parejas que se pueden nombrar las cuales mantienen una buena relación a través del paso de los años. Una de las parejas más célebres que han encontrado el equilibrio a lo largo de los años es la del cantante Chayanne y su esposa Marilisa Maronesse, los cuales llevan una relación de más de 30 años en pareja.
El cantante y su esposa se conocieron en 1988 cuando Marilisa participaba en el concurso de Miss Venezuela, y Chayanne fue invitado a participar del evento. Allí se vieron por primera vez y quedaron conectados el uno del otro, comenzando su historia de amor que perdura hasta estos días.
Chayanne y Marilisa siempre supieron que estaban destinados el uno para el otro, y poseían una conexión tal que les permitía entenderse con solo una mirada. Esto les permitía disfrutar la vida a la vez que llevaban adelante sus proyectos individuales y de pareja. Así fue que luego de 4 años decidieron dar el paso adelante y fuera de las miradas y las cámaras, se unieron en matrimonio. Los años fueron transcurriendo y llegaron los hijos, en 1998 nació Lorenzo, y dos años después la pareja tuvo a su otra hija, Isadora.
Si bien Chayanne es un artista de relevancia internacional, siempre trató de mantener un perfil bajo y a su familia lejos de los rumores y la exposición a los medios. Una de las claves que también ayudó a la pareja, sobre todo cuando el cantante se encontraba de gira por distintos países, fue la comunicación que les ayudaba tanto mantener el vínculo diario, como les permitía solucionar conflictos y llegar a acuerdos. Pero también fue fundamental el respeto mutuo, el seguir tomándose tiempo para pasar en pareja, y por último, un factor imprescindible, fue siempre poner la familia por delante de otro motivo.