En verano, el calor en el interior de nuestro coche puede llegar a ser insoportable, especialmente si lo dejamos aparcado durante largos periodos de tiempo. Afortunadamente, hay algunos trucos que podemos utilizar para bajar la temperatura sin tener que encender el motor, lo que además nos ayudará a ahorrar combustible y a reducir nuestra huella de carbono.
Uno de estos, conocido como el truco japonés, es bajar una de las ventanillas y abanicar el coche con la puerta contraria, creando una corriente de aire que recicla el aire del interior y rebaja ligeramente la temperatura del habitáculo. También podemos utilizar un parasol en el parabrisas, lo que ayudará a reducir la temperatura hasta en 11 grados y evitará que el volante y la palanca de cambios nos quemen.
Dejando el coche a la sombra también podremos enfriar el interior de forma natural, especialmente si la sombra se proyecta sobre el automóvil en las horas más cálidas del día. Esto nos permitirá hacer un uso más racional del aire acondicionado y reducir el consumo en marcha. La temperatura ideal para circular es de 22 grados, por lo que se recomienda circular los primeros metros con las ventanillas bajadas y el aire a bajas revoluciones.
Otro truco útil es apuntar el chorro de aire frío al techo del vehículo, lo que ayudará a enfriar la temperatura del interior más rápidamente y a distribuirlo de forma más eficiente. También podemos utilizar un paño húmedo en el salpicadero o en el tablero para refrescar el aire del habitáculo. Y por último, es importante asegurarse de que el filtro del aire acondicionado esté limpio para garantizar una buena circulación.
Por lo tanto, con un poco de planificación y sentido común, podemos mantener el interior de nuestro coche fresco y agradable en verano sin tener que gastar combustible innecesariamente. Utilizando algunos de estos trucos, podremos disfrutar de un viaje cómodo y fresco sin tener que sufrir el sofocante calor del verano