Stanley Kubrick fue uno de los grandes referentes de la cinematografía mundial. Nacido un 26 de julio de 1928 en Nueva York, Estados Unidos. Este martes el artista cumpliría 94 años y a modo de homenaje o tributo, hicimos un repaso por su exitosa carrera detrás de las cámaras, con sus mejores 5 películas.
2001: Una odisea del espacio (2001: A space odyssey, 1968): en su obra es quizás la que más lleva su sello. Esta película es una combinación hipnóticamente brillante de agilidad tecnológica y maravilla cósmica. Es de las que no envejecen, incluso con los posteriores avances de CGI y efectos visuales, resulta muy difícil que un cineasta en la actualidad tenga el coraje intelectual de intentar algo similar.
El resplandor (The shining, 1980): Interpretada por Jack Nicholson y Shelley Duvall, esta cinta de terror está basada en la novela de Stephen King. Todo el metraje se basa en el progresivo descenso del personaje de Nicholson hacia la locura y cómo esto afecta la relación con su familia hasta llegar a uno d ellos finales más icónicos de la historia del cine. Shelley Duvall fue tratada con mucho desdén por parte de Kubrick durante el rodaje, quien tenía la intención de que la actriz logré un nivel asombroso de desesperación, y lo logró.
Ojos bien cerrados (Eyes wide shut, 1999): la última película que rodó se trata sobre la obsesión del Dr. William Harford por tener un encuentro sexual al enterarse de que su esposa tiene fantasías sexuales con un hombre con el que ella una vez conocido, lo que lo llevará a quedar atrapada en un culto clandestino. Este thriller mantiene a los espectadores alerta y los induce a un estado de ansiedad hasta su final.
La naranja mecánica (A clockwork orange, 1971): sigue a un grupo de delincuentes en un futuro distópico inglés. Su nivel de tan gráfico de violencia lo hace acreditadora de varias discusiones, incluso en nuestros tiempos. Con este film, Kubrick demostró que no es necesario en una película la presencia de un protagonista pensado para hacer el bien.
Dr Strangelove (1964): La segunda colaboración del cómico Peter Sellers con Stanley está a la altura de las grandes comedias de todos los tiempos. Adentrándose con humor en lo más profundo de la guerra fría de los EE. UU., con un Sellers que nos deleita con un elocuente catálogo de personajes.