El otoño es una de las estaciones del año más esperadas, no necesariamente por sus días frescos, sino por el increíble paisaje que ofrece esta estación, que se caracteriza por la caída de las hojas, que brindan a cada ciudad una postal única, difícil de igualar.
Este bello y romántico paisaje se da por una particular razón que muy pocas personas saben. Las hojas de los árboles son órganos de las plantas, imprescindibles para todo lo que significa el proceso de la fotosíntesis. Por otro lado, también es conveniente destacar que dicho proceso químico es utilizado por los diferentes organismos vegetales para producir todas aquellas moléculas que necesitan para realizar sus diferentes funciones.
Para cumplir con todo lo anterior, resulta imprescindible cuatro elementos fundamentales: el dióxido de carbono, la luz solar, el agua y la clorofila. Es, justamente por las características propias de todo este proceso que, durante el otoño comienzan a caer las hojas porque es una temporada en que la luz solar comienza a disminuir significativamente en comparación al verano.
La radiación solar es mucho más débil durante el otoño, es por ello que las plantas dejan de hacer fotosíntesis y, por lo tanto, las hojas dejan de ser útiles, ya no sirven y como consecuencia, se caen. Esto se debe principalmente a que la planta necesita mucha más energía para mantener las hojas. La clorofila es la responsable de dar el característico pigmento verde a las hojas, lo que se genera por un estrés oxidativo natural. Es decir, es la responsable de que la planta envejezca y, por lo tanto, en las condiciones de temperatura y luz solar que se generan durante el otoño, la solución más inteligente es simplemente deshacerse de las hojas.
En conclusión, la caída de las hojas de los árboles se genera como consecuencia de la disminución de la luz solar y demás condiciones. Los árboles ponen en marcha un sistema de autoprotección que se activa cuando las hojas de los mismos ya no son útiles para todo el proceso de la fotosíntesis y los árboles almacenan toda esa energía para florecer posteriormente.